Realismo y transparencia radical …..YA¡¡

Este septiembre habrán pasado cuatro años de la caída de Lehman Brothers y del inicio de lo que algunos han llamado (ingenioso por lo ajustado a la realidad) “la tormenta pluscuamperfecta”.

La totalidad de las economías desarrolladas – qué raro queda este término con la que está cayendo- se han visto afectadas en mayor o menor medida. A riesgo de simplificar, parece como si este diferente grado de impacto se atuviera a dos grandes criterios.

Por un lado, la realidad. Esta crisis no se ha encontrado en todas las economías con el mismo grado de competitividad, ni con el mismo grado de endeudamiento público y privado, ni con el mismo modelo económico.  De golpe…..la realidad ha salido a la luz, con especial énfasis en Europa. Esa Europa inacabada, problema y solución a la vez, víctima a su vez de una globalización a medias, donde fluyen los capitales y las mercancias, pero no las reglas de juego. Y nos estamos quedando con el estado del bienestar, las prejubilaciones a los 53 y las 35 horas semanales en la mano, cual helado derritiéndose al sol de agosto. Europa puede competir, pero me temo que no en una dimensión suficiente como para financiar el sistema tal como lo tenemos ahora. Resultado: choque de trenes, los mercados en frente. Inaceptable e incomprensible la no prohibición de instrumentos derivados que convierten esto en un casino apostando a favor del hundimiento de  los paises; pero completamente lógicas las dudas fundamentales sobre si sigue siendo una buena inversión apostar por paises de dudosa competitividad en el mercado global (the world is flat).

Pero si esto no fuera suficiente, la transparencia no ha sido homogénea. Desde el enfoque anglosajón de aceptar públicamente la realidad lo antes posible, asumir pérdidas, y volver a empezar, al germánico de conozco la realidad, aunque no la reconozca a bombo y platillo, pero me pongo manos a la obra desde el primer momento a solucionar el problema; llegando al latino de “saca pecho que esto no va con nosotros” hasta que la situación está podrida.

Parece como si todos hubiéramos estado jugando al poker del mentiroso, pasándonos los dados unos a otros, sabiendo que lo más normal es que la jugada que nos cantaban era un farol, pero que nosotros íbamos a poder pasar el cubilete al siguiente….superado. De pronto, no nos creemos a nadie. Estamos bloqueados.

España.

Nos falta competitividad. El peso en nuestra economia de productos y servicio de alto valor añadido es minoritario, y para competir en productos de valor medio-bajo tenemos sueldos altos, baja intensidad en capital (o modelos productivos inadecuados, que da el mismo resultado, pero debiéndole más dinero al banco por las máquinas), y demasiada dependencia del mercado interior, que no va a tirar de la demanda durante bastante tiempo. La opción de la depreciación es un recuerdo del pasado. El volver a la peseta para poder hacerlo, un imposible con el nivel de endeudamiento exterior que tenemos. La cantidad de empresas que no son competitivas y que, por mucho que nos duela, pueden caer, es difícil ni tan siquiera estimar, lo mismo que los empleos que de ellas dependen.

Nos sobra administración pública. No voy a entrar en un debate político. Desde un punto de vista de gestión de la cosa pública, todos sabemos que se podría hacer con menos, con mucho menos. Sobran muchos empleados de la administración y de entidades asimiladas. Tal vez mejor pagados, pero muchos menos. Y pasaré de puntillas -para que nadie se enfade- sobra la situación de territorios enteros que viven de lo público, sea en el modo que sea.

Respecto a la deuda, sólo diré una cosa. Nuestra generación se ha endeudado a unos niveles que irremediablemente llegarán a las siguientes generaciones, al mismo tiempo que hemos bajado radicalmente la tasa de natalidad. Pirámide de población con forma de rombo, mucha deuda para poca gente en un futuro no tan lejano. Imagínese la risa cuando les pidamos que nos paguen las pensiones hasta los 90 años…..

Pregunta: ¿invertiría sus ahorros en este pais? Ahora entiendo eso de los bonos patrióticos.

Y en este escenario, todos a sacar pecho hasta hacer el ridículo, hasta que ya no se creen ni aquello que tenemos de verdad y de bueno, que también lo hay.

Señores políticos. Ya nos han pillado con las chuletas en el boli BIC, con las cartas marcadas. Es inútil intentar continuar con la mentira. Pongamos todas las cartas sobre la mesa, asumamos la realidad y sus consecuencias. Pidamos ayuda, la necesitamos y lo mejor es que los que nos la van a dar también necesitan que no caigamos (too big to fail)

Y con todo ello, daremos una posibilidad a que las empresas competitivas, los buenos profesionales, los funcionarios responsables puedan salir adelante. Porque lo que hay que digerir es de dimensiones escalofriantes.

TRANSPARENCIA RADICAL….YA¡¡

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